¿Navegas conmigo?

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martes, 18 de enero de 2011

Cielo de Enero II

Tumbado sobre la cama, miraba una y otra vez el techo de mi habitación e intentaba buscar refugio y consuelo recordando las palabras de aquella apreciada amiga, esa que en tan corto espacio de tiempo había logrado hacer de una tarde cualquiera, la mas savia y sutil respuesta a muchas de las cuestiones y comentarios a los que dábamos paso mientras nos tomábamos un café en una cafetería cualquiera o simplemente en casa.


Pensaba en como encontrar ese lugar del que tanto me hablo y en el cual todos nuestros sueños eran posible. La verdad no se si quizás, se refería en cierto modo a ver la vida con cierto grado de filosofía o verdaderamente podía llegar a existir ese rincón de fabula donde todo noble propósito tomaba vida propia.
No era mi idea precisamente la de dejarme persuadir con el recuerdo de aquella grata conversación, tampoco quería llegar a sugestionarme como para ver y oír cosas que no estuvieran allí frente a mi, pero el caso es  todo cuanto me rodeaba, parecía volverse cada vez mas dulcemente intrigante, creía sentir como de un momento a otro, algo tan poderoso como enigmático iba a traerte, quizás en los brazos de mi propia ilusión y deseo, principios básicos, según el tiempo, para acceder a ese otro espacio donde solo la fuerza y el poder de nuestros deseos sirven de llave con la que abrir esa otra puerta que justamente se encuentra entre la realidad y la fantasía.
Quizás estuviese dando demasiada rienda suelta a mi propia imaginación pero tampoco podía mostrarme de lo mas incrédulo en un mundo tan repletos de preguntas y tan carente de respuestas. Nos cuesta tanto recordar cosas tan tristemente cotidianas como las guerras, por poner un ejemplo de los muchos que tendría si nos ponemos a pensar un poco, siempre me iba a resultar mas increíble poner la televisión y ver en las noticias como le pegan un tiro en la cabeza a un pobre hombre, que observar las estrellas en la noche, o que me cuenten cualquier cuento o fabula.
Tenia la ventana algo abierta y podía sentir como hacia corriente de aire pero decidí esperar un poco mas antes de cerrarla, no era precisamente en la piel donde podía sentir el frió...
lentamente en la noche iba transcurriendo los minutos, tumbado de lado sobre la cama, no lograba apartar mis ojos de aquella fotografía que sobre la mesita de noche y bajo la tenue luz de la lampara me acompañaba de nuevo, creía sentir por un instante la frescura y ese aliento de aquella hierba fresca y mojada. Tu sentado a la orilla del mar, aquel pantalón vaquero manchado de arena y remangado mientras refrescabas tus pies alborotando el agua y aquella infantil sonrisa pintada en unos ojos felizmente distraidos en el infinito de aquel fugaz instante, yo tras de ti contemplaba paciente y sumido en mil pensamientos encaminados simplemente a procurarte la mejor y mas feliz tarde posible.
El reloj marcaba las cuatro y treintaicinco de la madrugada, poco a poco fui adentrándome en un profundo limpio y cálido sueño, difícil de explicar, extraño y mágico a la vez. La fresca brisa que por mi ventana había estado llenando mi habitación con su azul aliento, parecía haberse tornado cálida y perfumada como la de mayo, Un pesado sueño me abrazaba mas, mis ojos permanecían aun abiertos, llenos de un agradable asombro que dejaba al descubierto como ventanales, el interior de todo cuanto era mi espíritu. No sabia con certeza que cosa maravillosa estaba ocurriendo en realidad, pues si que llegue a sentir como brotaba un río de lágrimas de mis ojos, lágrimas de una repentina felicidad que cada vez se hacia mas notable. Curiosamente mi almohada permanecía seca y parecía estar perfumada,Dios mio, olía a hierba recién cortada.
Quise darme media vuelta en la cama y finalmente lo logre, a través de la ventana pude ver como un majestuoso y preciado sol anaranjado se escondía tras el horizonte, estaba amaneciendo, pero demasiado pronto, al menos eso pensé cuando al girar mi cabeza pude ver las manillas del reloj que seguían marcando las cuatro y treintaicinco de la madrugada. No tenia sueño, me senté en la cama y decidí ir al baño y refrescarme algo la cara, al pasar junto a la ventana, pude apreciar como efectivamente estaba amaneciendo, los primeros rayos de sol comenzaban a iluminarme lentamente el rostro, reflectando en mi pupilas. Pero algo mas me estaba llamando la atención desde hacia un rato, la foto de la mesita de noche parecía estar distinta, me acerque un poco mas y aunque tranquilo, no podía verse con claridad, pero... donde estaba el,donde...





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