¿Navegas conmigo?

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viernes, 20 de septiembre de 2013

El compañero de viaje.

 
 
Hace mucho tiempo que no se de ti... era una mañana cálida y suave con olor a primavera eterna, me desperté y un gran rayo de luz entro por mi ventana con un soplo marinero, me detuve unos minutos dejándome llevar por esa sensación de bienestar nada mas despertar, algo dentro de mi me comunicaba que sin duda seria un día especial, un día que llegaría a formar parte de mi, que estaría escrito por siempre, una mañana que llegaría a ser un antes y un después en mi vida.
 
Era un día cualquiera de esos que te tomas para descansar y hacer todo aquello que no sueles hacer en tu día a día, te diriges al baño, te refrescas la cara, sigues hacia el dormitorio para ver que ropa ponerte, porque es un día en el que necesitas sentirte cómodo y salir a la calle sin rumbo fijo, sin previa cita concertada, pero las citas a veces no las ponemos nosotros.
 
Sentí la necesidad de pasear junto al puerto, tenia que acariciar esa brisa que me hacia recordar muchos momentos de mi vida, me sentía bien, tranquilo, con un toque de añoranza, pero anímica mente libre y preparado para todo lo que pudiera acontecer, un viejito se acerco y me dijo... buenos días amigo, bonita mañana eh... yo le mire y le sonreí contestándole, si señor, una bonita mañana, lo supe desde que abrí mi ventana, lo que el me contesto, cuando yo era joven, un día me paso como a ti, sentí la necesidad de venir hasta el puerto para encontrarme con aquello que me dio los buenos días y desde entonces, no he dejado de hacerlo, aquella conversación corta pero gratificante seguía insinuándome que el día seria especial.
 
Continué mi paseo hacia una terraza, donde me senté para seguir disfrutando de mi mañana preferida, pedí un zumo de naranja y sinceramente aquel zumo fue espectacular, el mejor que me había tomado en mucho tiempo, ese sabor y ese olor a tierra mojada mezclándose con la brisa tropical del océano lo hizo especial, la mañana seguía prometiendo, mayores, jóvenes haciendo ejercicio, niños con sus papas, todo aquello me resultaba tan magníficamente espectacular, que en otro momento y otro lugar quizás y estoy seguro que no tendría esa magia.
 
Seguí paseando por las calles de esa gran ciudad enclavada en el océano, su alegría, su diosincracia y su gente formaban un conjunto prefecto para que fuera una preciosa mañana de un día cualquiera.
 
De repente, suena mi teléfono móvil, una amiga me pregunta que donde me encontraba, yo le dije que en el paraíso, ella con risa contagiosa me preguntaba que había tomado para sentirme así, yo le dije un zumo de naranja que me supo a gloria, ella siguió insistiendo, ¿solo un zumo? si muchacha, solo un zumo le respondí sonriendo, en 15 minutos me encontré con ella para seguir pasando el día, anduvimos viendo escaparates, conversando y sintiendo como transcurría ese día, no había manera alguna de volver a casa, ese día era mío, estaba escrito, era como una especie de regalo que alguien o algo que desconozco quiso hacerme, o quizás era un mensaje de esperanza y vida.
 
Por nada del mundo quería que ese día se marchara, pero los minutos y las horas pasaban y pasaban y apenas sin darte cuenta, volví a quedarme solo, esa amiga se marchaba a casa para seguir también con día.
 
Camine y camine hasta un parque repleto de caminos que incitaban a leer, fuentes de homenajes con sonidos sublimes que despertaba en ti sensación de protección y seguridad.
 
La tarde, fue poniéndose, empezó a hacer su aparición de forma espontánea y es que, apenas me di cuenta que la mañana se había marchado y ni siquiera me dijo adiós, la brisa empezó a transformarse en un viento algo mas desapacible, el sol si fue diciéndome, buenas tardes amigo, mañana volveré y no te preocupe que seguiré alumbrando aunque las nubes no me dejen.
 
Las calles fueron quedando desiertas, las farolas empezaban a encenderse, la humedad fue adentrando en la ciudad, aunque era temprano, yo tenia que ir pensando en volver a casa porque al día siguiente, tenia que trabajar, aferrándome al día, iniciaba pasos cortos para ir despacio y seguir deleitándome y aprovechando hasta el ultimo momento de ese maravilloso día.
 
De repente, algo me llamo la atención, todo parecía cambiar, una señora despistada, ojos tristes, contenía en su mano un papel, era... como si estuviera buscando alguna dirección, pero no, esa señora estaba perdida aun sabiendo donde estaba, por momentos empecé a sentirme incomodo, inquieto, tenia la necesidad de saber que le estaba ocurriendo, pero no encontraba la forma de dirigirme a ella y preguntarle, pero algo me decía que tenia que hacerlo, mis manos empezaron a sudar, mis piernas temblaban y mi garganta tragaba saliva, mi boca se secaba por minutos, tenia que hacerlo, no podía dejarla ir, estaba casi obligado a saber de ella.
 
Casi como si de un actor se tratara me puse móvil en mano, le quite el sonido e hice como si estuviera hablando con alguien, pero sin perder de vista a esa triste señora y ya no pude mas... pudo mas esa sensación de impotencia que mi propia vergüenza de preguntar y así lo hice.
 
Hola señora, ¿ busca usted algo o a alguien ? ella me miro, sus ojos me transmitieron soledad, inseguridad y mucha, mucha tristeza, de pronto vi como sus ojos derramaban lágrimas de amor, yo me puse muy triste y ahora si que no podía irme de allí sin saber que pasaba, arranco palabras preguntándome... ¿ que edad tienes mi niño ? tras responderle, ella me cogió la mano y me dijo...
 ¿ puede acompañarme a ese banco ? yo le conteste que con mucho gusto claro que la acompaño.
 
Ella me dijo que no sabia si hacia bien o mal en contarme, pero que tenia que hacerlo porque se  iba a morir de la pena si no lo hablaba con alguien, me dijo... hijo, tengo a mi hijo en casa y tiene su misma edad, tenia que haber venido con el a recoger este documento, pero el ha preferido quedarse en casa con Lúpi nuestro perrito y sinceramente estoy desesperada, no se que hacer, no se donde ir y quisiera que me tragase la tierra ahora mismo, pero se que tengo que seguir porque mi niño me va a necesitar, yo incrédulo a todo lo que me estaba contando, le pregunte, pero señora, ¿ De que se trata ? a lo que ella me respondió con la voz entrecortada y angustiosa, mi niño... acabo de enterarme que me hijo sufre de una enfermedad y no se que camino coger, no tengo información y creo y pienso que la vida me lo acaba de destrozar y si no fuera porque estamos solo los dos, ahora mismo querría morirme antes de verlo irse a el.
 
Aquello hizo que mi gran día, mi día especial, mi mañana preferida, cambiara por completo y se transformara en la vida real, un día como otro cualquiera con problemas que quizás no buscas, pero que en cierto modo te afectan porque simplemente el destino te lo pone delante y tu sin saber que hacer, ni que decir, yo pensé en mi madre, pensé en su hijo y la miraba a ella y no me pude reprimir mis lágrimas, mis labios vibraban de tristeza y sus manos arrugadas por la lucha de su vida, sudorosas y frías me hizo entender que aunque tu día parezca perfecto, para otras muchas personas los días son todos iguales aunque el sol vuelva hacer acto de presencia.
 
No supe que decirle en ese momento, porque realmente me quede paralizado, solo pudo salir de mi boca un... lo siento, ella agacho la cabeza y me dijo... gracias mi niño, gracias por sentarte aquí conmigo y oírme, vallase si quiere, que yo seguiré aquí un rato mas, pensando como actuar cuando llegue a casa y vea a mi hijo, tenga mucho cuidado muchacho, me dijo la señora y vaya con dios.
 
La noche se hizo eterna, tan pronto como pasaban los minutos en mi gran mañana, la noche pasaba muy despacio, aquello rompió mis esquemas de día, pero le di las gracias a dios por hacerme entender que en la vida debemos ser fuerte y sobretodo luchar y ser consciente de que no somos uno solo, de que somos muchos los que necesitamos de todos, aunque solo sea para ser escuchados.
 
Al día siguiente, me levante temprano como de costumbre, para ir hacia mi trabajo, me asomo a la ventana y vi un amanecer algo mas triste que otros días, una suave niebla recorrían las calle solitarias aun, las farolas empezaron apagarse, yo me dirigí al baño para lavarme la cara, al levantar el rostro aun mojado, pensé en esa señora y ese hijo, no me la podía quitar de la cabeza, pero no sabia mas, como siempre fui a vestirme, algo desganado, no le di mucha importancia a la ropa que me pondría ese día, estaba triste, era... como si hubiera visto una película con final triste y te vas a la cama con mal sabor de boca y al día siguiente te acuerdas de esa historia, pues igual, a quien no le ha pasado lo mismo ¿ Verdad ?.
 Al salir a la calle la niebla fue retirándose y el sol de nuevo me dio los buenos días, prometió lo que me dijo si señor y hay empecé a levantar un poco el animo y a centrarme en el día de trabajo que me esperaba, camine por la acera derecha de mi calle y al cruzar la pequeña carretera me tropecé con un chico moreno, de ojos grandes estatura media, bien apuesto, iba con un perrito, el me miro y yo a el, su cara me parecía conocida, pero no se, era la primera vez que lo veía, le di los buenos días sonriéndole  y el chico me respondió buenos días amigo... para quien lo sea y me hizo un guiño.
Yo seguía mi camino hacia el trabajo y casi que no le di importancia aquel gesto, el día transcurrió lento y ansioso, pero llego la hora de volver a casa, pensaba y quería encontrarme con esa señora, pero quien sabe de donde era, o donde vivía, apenas pude saber mas nada de ella solo me quedo en mi retina aquella imagen de una madre desconsolada.
 
Pasaron los días y fui recuperándome de aquella historia, yo seguía con mi vida habitual, tenia que ir al super a hacer unas compras, al bajar del piso y doblar la calle de repente me cruce con ella, si... era ella iba acompañada de ese chico moreno y su perrito, me quede petrificado y solo pude decir, hola, ella me miro, sus ojos se abrieron aun mas como sorprendida y me contesto, hola mi niño ¿ como estas ? yo le respondí bien señora, bien y ¿ usted? bien mi rey, luchando como cada día, su hijo me miro y agacho la cabeza, el no dijo nada, estaba triste, su mirada ida, solo miraba a su perrito, Lupi porque era obvio que se trataban de ellos, ella me pregunto que si yo vivía por allí, si señora yo vivo aquí en este piso, le respondí señalándole con el dedo a mi ventana, ella directamente miro a su hijo y le dijo... mira Javier te presento a un amigo, Javier me miro y con gesto poco amistoso le contesto, si mama ya le conozco de vista, me lo encontré una mañana cuando iba con Lupi, su madre me hizo un gesto con la cabeza como afirmándome que era el y que hay seguían, mi niño yo vivo allí en ese piso, cuando quieras y para lo que quieras hay tienes tu casa, me dijo la señora, muchas gracia... ¿cómo se llamaba usted ? le pregunte, María hijo, me contesto, yo le prometí que iría a visitarla un día , ella me sonrió, y me alegre mucho verla sonreír, porque descubrí una señora mucho mas guapa de lo que sin duda ya pensaba yo sobre ella, me alegre mucho de verla y le di las gracias a dios por volverla poner en mi camino.
 
Aquello empezó a ser parte de mi, no se porque, quizás yo estaba en una ciudad que no era la mía, echaba de menos a mi madre, me vi muy reflejado en su hijo y me acordaba mucho de mi madre pensando en María.
 
Transcurrieron unas semanas y no volví a verlos, la vida seguía, los días pasaban y yo seguía pensando en María y Javier, llego mi día libre y tras pensármelo mucho decidí ir a verlos, me quede parado en su portal como 20 minutos, porque no me atrevía a subir sin saber que es lo que me iba a encontrar, pero aproveche que bajaba un vecino y entre sin necesidad de tocar su portero, llegue a la puerta y toque su timbre, Lupi ladraba y yo estaba de los nervios, María abrió la puerta y sorprendida me dio dos besos, ¡ Que alegría verte ! exclamo María, yo le sonreí y le pedí permiso para entrar, ella me contesto... claro que si mi niño, estas en tu casa.
Al entrar estaba Javier, su hijo, sentado viendo la televisión, Lupi me saludaba como si me conociera de toda la vida, esa casa me causo mucho respeto y amor, Javier miro hacia atrás y me dijo... ¿ como estas ? yo muy bien, aquí que he pasado a saludaros, le respondí, Javier tenia un aspecto mas desfavorecido, sus ojeras hacían mella en su cara, aun  mas delgado que la ultima vez que le vi, María me pregunto si quería tomar algo, un café María le respondí, bromeando su hijo le dijo yo también mama quiero, pero... un whisky, sonriendo su madre le dijo, no seas bobo Javier sabes que no puedes tomar alcohol, si, ya mama, ya lo se que no puedo hacer nada, solo tomar pastillas y ponerme ese tratamiento que me esta matando.
Yo me senté al lado de Javier y empecé a charlar con el, le pregunte como estaba y el me respondió, que... si no veía como estaba, yo me quede callado y sin saber hacia donde conducir esa charla hasta que María me trajera el café y se sentara con nosotros, sentí por un momento que Javier no tenia para nada ganas de visita, sentí que quería estar solo, supe y comprendí que su reacción era lógica por su estado de salud, así que me limite a callarme y ver la televisión sin decir nada.
Lupi, su perrito, se subió al sillón y empezó a lamerme, me encanto como lo hacia y yo le decía, que perrito mas bonito y cariñoso, Javier me contesto, si, el si sabe vivir, a veces me gustaría ser como el, que aunque le pregunte el no sabe responder, solo ladra, pero no sabemos que dice, aunque lo intuimos, pero lo quiero un montón y me hace mucha compañía y sabes mas de mi que mi propia madre, no se como lo voy a dejar, pero se que se quedara con ella.
Ante esas palabras yo volví a quedarme mudo y ya no me salían palabras ni con Lupi ni con Javier, desde la cocina corría el olor a café, un café que prometía ser especial, cargado de paciencia y amor.
María entraba en la sala y por su rostro note que mientras hacia el café ella había llorado, gracias por venir a vernos, tomate este café y hablemos de lo que quiera, me dijo María, yo no sabia de que hablar, pero al final mantuvimos una charla para conocernos y saber de donde veníamos cada uno de nosotros, aquella pequeña pero intensa charla hizo por un momento que se detuviera el tiempo y fue gratificante para mi porque supe darles un momento de olvido. Caía la noche y yo me despedía de Javier y María, dormí muy tranquilo sabiendo aun mas de ellos y pensando que los tenia cerca por si un día les hiciera falta.
Pasaba la noche, y soñé con que Javier se curaba de su enfermedad y me sonreía y hasta me dio un abrazo y me dijo... ¡ amigo ya estoy curado ! yo no podía con tanta alegría, Javier me dijo que cuando quisiera podíamos ir a tomarnos ese whisky, yo le conteste que cuando quisiera el yo estaba dispuesto y me dio las gracias. De pronto me desperté y sentí como el mundo se me venia abajo de pensar que solo fue un sueño, eran las 8:00 de la mañana y me levante, como cada día para ir a trabajar al salir de casa, vi como una ambulancia salía del piso de María, yo corrí para intentar saber si eran ello o no, pero no lo alcance, a una vecina que andaba por allí, le pregunte... señora ¿ a quien se lleva la ambulancia ? a Javier mi niño a Javier, yo llame a mi trabajo y dije que me sentía indispuesto, que no podía acudir, así rápidamente me cogí un taxi y fui al hospital, pregunte en urgencias y me dijeron que estaba en la quinta planta, subí y allí me encontré con María, ella se acerco con rostro resignada, yo le pregunte, ¡ Como esta Javier María ! ella me respondió llorando... Javier ya se fue mi niño, a decidido irse con su compañero de viaje ... fue el peor día de mi vida en esa ciudad, pero gane a una amiga que aun conservo en mi corazón pero que hace mucho tiempo que no supe mas de ella ni de Lupi.
 
Buen viaje amigo
 
 


1 comentario:

  1. É assim na vida.

    Muitas vezes as respostas, vem antes das questões..
    E por serem precoces, não lhes damos a devida atenção
    E só lá na frente as entendemos.

    Já vivenciei experiencia parecida.
    Não foi fácil, porém de grande valia.

    Abraço.

    Lino Lopes Lemos

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