Cada día que uno se levanta se da cuenta de muchos valores que nos vamos encontrando por nuestro camino, en ocasiones y habiéndolo tenido tan cerca, no somos conscientes hasta que te sorprenden con un simple gesto que no esperas, un cariño, una atención y todo sin facturas porque simplemente salen del corazón y eso se nota en las personas que son de verdad.
Hoy con el trasiego de la movida del día no me pare a pensar que tenia que despedirte sin decirte adiós, solo darte un abrazo y un hasta luego, me llamaste como su mama a su hijo para abrazarme y créeme que lo sentí, mis ojos se llenaron como los tuyos a sabiendas que no nos dejaremos de ver.
Aquí no hace falta que me dirija a nadie porque simplemente no hace falta, es obvio que tu sabes que me dirijo a ti, a tu forma de ser, a esa alegría que desprendes, a tu sonrisa alegre y desgarradora, a tu sin mas, a tu don de gente y por encima de todo a tu hospitalidad para con todo el mundo y conmigo en especial y me consta.
Quería dedicarte un trocito de mi tiempo que aunque cansado estoy y mañana tendré tiempo de hospital, no me va a doler mas por escribir lo que siento.
Gracias por tus palabras, tus ánimos, tu sonrisa, tu tiempo, Gracias por ser y formar parte de mi, por ser mi amiga y no me duelen prendas al decirlo con la boca grande porque me lo ha demostrado.
Tu me miras yo te susurro y te ríes, tu me miras, yo te miro y nos entendemos, una vez escuche una frase y es muy cierta:
Que suerte es poder hablar con una amiga en voz alta...
Porque cuando alguien te escucha sin oírte y te siente sin tenerte cerca, aquí ya no hay palabras.
Gracias por tu incondicionalidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario